¿Qué me dice el Salmo 38? Es uno de los capítulos que resalta el temor a jehová sobre todas las cosas. Sin embargo, a lo largo de la historia se ha explicado la ira de Dios como una forma de redención de la humanidad, alejándose un poco del concepto del castigo.

Sin embargo, ¿has pensado que dice el Salmo 38? ¿Cómo lo puedes aplicar a tu vida? ¿Qué tipo de reflexión y enseñanza puedes tomar de este pasaje bíblico? A continuación, analizaremos por fragmentos su significado.

¿Qué me dice el Salmo 38:1 – 4?

1 Jehová, no me reprendas en tu furor, ni me castigues en tu ira.

2 porque tus saetas cayeron sobre mí, y sobre mí ha descendido tu mano.

3 nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos, a causa de mi pecado.

4 porque mis iniquidades se han agravado sobre mi cabeza; como carga pesada se han agravado sobre mí.

En la tradición católica, el concepto de la ira de Jehová no debe entenderse como una ira humana, sino como un aspecto de la justicia divina que restaura el orden y la santidad cuando se han infringido. Temer la ira de Dios es una manera de reconocer la gravedad del pecado y nuestra necesidad de vivir según las enseñanzas y mandamientos divinos.

El temor es también un recordatorio de nuestra fragilidad y de la necesidad de acercarnos a Dios para recibir su gracia y misericordia. No es un temor paralizante, sino uno que nos mueve a conversión, arrepentimiento y una vida más cercana a Dios.

¿Qué me dice el Salmo 38:5 – 11?

5 hieden y supuran mis llagas, a causa de mi locura.

6 estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, ando enlutado todo el día.

7 porque mis lomos están llenos de ardor, y nada hay sano en mi carne.

8 estoy debilitado y molido en gran manera; gimo a causa de la conmoción de mi corazón.

9 señor, delante de ti están todos mis deseos, y mi suspiro no te es oculto.

10 mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor, y aun la luz de mis ojos me falta ya.

11 mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi plaga, y mis cercanos se han alejado.

El pecado en el cristianismo católico es una ofensa contra Dios que afecta nuestra relación con Él y con los demás. El temor en este contexto es una forma de conciencia que nos alerta sobre la seriedad del pecado y sus consecuencias.

Desde luego, el pecado nos separa de Dios, disminuye nuestra capacidad para amar a los demás y nos aleja de nuestro propósito en la vida. La doctrina católica, sin embargo, también subraya la infinita misericordia de Dios y la posibilidad siempre presente de arrepentimiento y reconciliación a través del sacramento de la Confesión.

¿Qué me dice el Salmo 38:12?

12 Los que buscan mi vida arman lazos, y los que procuran mi mal hablan iniquidades, y meditan fraudes todo el día.

Esta frase puede interpretarse como un lamento sobre la maldad y la injusticia presentes en el mundo. Teológicamente, refleja la lucha constante entre el bien y el mal, y la necesidad de la intervención divina para la salvación y la justicia.

Es también un recordatorio de que la maldad puede manifestarse de muchas maneras, tanto visibles como ocultas, y que todos necesitamos la guía y la protección de Dios para navegar en un mundo lleno de tentaciones y desafíos.

¿Qué me dice el Salmo 38:13 – 17?

13 más yo, como si fuera sordo, no oigo; y soy como mudo que no abre la boca.

14 soy, pues, como un hombre que no oye, y en cuya boca no hay reprensiones.

15 porque en ti, oh Jehová, he esperado; tú responderás, Jehová Dios mío.

16 dije: no se alegren de mí; cuando mi pie resbale, no se engrandezcan sobre mí.

17 pero yo estoy a punto de caer, y mi dolor está delante de mí continuamente.

La paciencia y la espera por la respuesta divina son un ejercicio de humildad y fe. En un mundo inmediatista, esperar por Dios nos recuerda que no todo está bajo nuestro control.

Aguardar por la respuesta divina es también una forma de practicar la confianza total en que Dios actuará de la mejor manera posible para nosotros, incluso si no entendemos cómo o por qué.

En la espera, encontramos la oportunidad para el crecimiento espiritual, la introspección y la purificación de nuestras intenciones.

¿Qué me dice el Salmo 38:18 – 20?

18 Por tanto, confesaré mi maldad, Y me contristaré por mi pecado.

19 porque mis enemigos están vivos y fuertes, Y se han aumentado los que me aborrecen sin causa.

20 los que pagan mal por bien Me son contrarios, por seguir yo lo bueno.

La Confesión es uno de los siete sacramentos en la Iglesia Católica y es una oportunidad para recibir la gracia y la misericordia de Dios.

Confesarse es un acto de humildad y arrepentimiento, donde reconocemos nuestros pecados y expresamos nuestro deseo de enmendar nuestras vidas.

El sacramento también ofrece consuelo y guía espiritual a través del consejo del sacerdote. La Confesión no es solo para el alivio de la culpabilidad; es un encuentro renovador con Dios que nos fortalece para enfrentar los desafíos de la vida cristiana.

¿Qué me dice el Salmo 38:21 – 22?

21 no me desampares, oh Jehová; Dios mío, no te alejes de mí.

22 apresúrate a ayudarme, oh señor, mi salvación.

Esta frase es una plegaria para la constancia y presencia de Dios en nuestras vidas. Espiritualmente, refleja una conciencia de nuestra dependencia de Dios para la orientación, la fuerza y el consuelo.

He de pedir que Dios no nos desampare ni se aleje es reconocer que nuestra relación con Él es vital para nuestra existencia y bienestar. Es también un llamado a la misericordia de Dios, implorando que, incluso si hemos pecado o nos hemos alejado de Él, Dios en su infinita misericordia permanecerá cerca de nosotros.