Mucha gente lo ignora, pero la realidad es que “posada” es una palabra muy antigua, que incluso podemos encontrar en la biblia y en diversas lenguas, como hebreo, griego y latín.

En este artículo, hablamos más acerca de este término y su importancia en las sagradas escrituras, así como para la vida de los católicos.

Entonces, ¿de dónde viene la palabra “posada” y cuál es su importancia?

Comencemos por decir que el término «posada» cuenta con un importante significado bíblico y se refiere a un lugar destinado para el descanso por una noche de algún individuo. En la antigüedad, estos lugares se ubicaban cerca de casas o fuentes de agua para mayor comodidad del huésped; si bien sus características podían ser muy variadas, dependiendo del tipo de huéspedes que pasaban la noche aquí.

Recordemos que, en la antigüedad, los principales métodos de transporte era por medio de caravanas, burros, mulas, caballos o incluso a pie. Además, los viajeros tenían que viajar bastante al ir de una ciudad o pueblo a otro. Precisamente por ello nacen las posadas, por la necesidad de contar con un sitio donde pasar la noche y reponer fuerzas. Así mismo, en algunas posadas, también se podían consumir alimentos.

Aunque la imagen que se tiene de las posadas es de construcciones con muros, en realidad, en tiempos bíblicos, una posada podía ser un sitio clandestino en donde se pasaba la noche. Estas posadas podían ser campamentos utilizados por caravanas o ejércitos en travesía.

Incluso, sucedía en esa época, existían algunas posadas donde se priorizaban para el uso de los animales antes que de las personas (y es que, por ejemplo, caballos y bueyes eran bastante costosos, y por ello se debía de procurar su cuidado). El material utilizado para construirlas variaba según la capacidad del dueño, desde madera y palmas hasta barro u otros muchos materiales empleados en la construcción.

Con el tiempo, las posadas se vincularon exclusivamente con el uso de las personas, y se crearon nuevas construcciones más complejas para mayor comodidad. Sin embargo, dentro de Jerusalén, las posadas se solían confundir con mesones y es precisamente por esto que llegaron a ser considerados como sitios peligrosos, contando con muy mala fama.

La posada en la Biblia

En el Nuevo Testamento, se narra el papel que tuvo una posada en el nacimiento de Jesús. María y José, cuando llegan a Belén, no encontraron un sitio en el cual pudieran refugiarse y buscaron estadía en varias posadas, aunque, como bien sabemos, en todos los sitios que visitaron se les negó. Por último, una dueña les ofreció un pesebre; es decir, un lugar en el que usualmente se guardan a los animales; y fue precisamente en este humilde sitio que Jesús llegó al mundo.

De acuerdo con la profecía, el lugar en donde la madre de Jesús diera a luz debía ser humilde (y una posada de este tipo concordaba a la perfección), y la falta de alojamiento en las posadas llevó a María y José a un lugar que presenciaría el milagro más grande de la humanidad.

A pesar de su origen humilde, el papel de las posadas en la historia bíblica es crucial. Es por ello que el término de posada siempre se relaciona con el nombre de Jesús y su primera infancia.

En términos generales, podemos decir que las posadas fueron lugares que ofrecieron albergue y refugio en momentos de necesidad, no sólo a José, María y Jesús, sino a muchas personas en esta época, y en ellas se demostró la importancia de la hospitalidad y la solidaridad, valores que debemos de llevar a nuestras acciones del día a día como católicos.

¿En qué otras partes de la Biblia encontramos una posada?

Además del nacimiento de Jesús en Bélen, hay posadas mencionadas en otros libros de la Biblia, especialmente en el Antiguo Testamento.

Un ejemplo de ello lo encontramos en el libro de Génesis, en donde Abraham, al que usualmente se le denomina como el padre de todas las naciones se detuvo en una posada en su camino a la tierra prometida.

Por otra parte, Moisés también se detuvo en una posada en su camino de regreso a Egipto. Y lo mismo sucedió con el pueblo de Israel en su salida de Egipto.

En la historia del buen samaritano, también encontramos otra posada. Aquí, un hombre es asaltado y abandonado muy mal herido.

Un samaritano se detiene y lo lleva consigo a una posada, para cuidarlo.